El miércoles 6 de agosto de 2025, cuando el sol se despidió tras las dunas de la playa de La Barrosa y las luces del Concert Music Festival comenzaron a brillar, Vanesa Martín salió al escenario con la serenidad de quien no necesita presentación. En Sancti Petri, en esa pequeña joya costera de Chiclana de la Frontera, no llegó una artista: llegó una hija adoptiva de Cádiz, con la certeza de estar de vuelta a un sitio que siempre la ha sentido como propia.
“Siempre que yo ponga un pie en Cádiz me siento en casa, y creo que se me nota”, dijo nada más comenzar, con la voz emocionada y el gesto íntimo. Y se le notó. Se notó en cada respiración, en las miradas a su banda, en los silencios que dejaban paso al murmullo del mar cercano. Vanesa Martín no dio un concierto: abrió una puerta y nos invitó a entrar en su casa, una donde se habita la verdad, la ternura, la ironía y el arte.
En la que ya se perfila como una de las citas más intensas del CMF 2025, la malagueña desgranó su Casa Mía Tour con una puesta en escena sobria pero envolvente, en la que cada canción se convertía en relato. La noche, de casi dos horas, fue un viaje emocional que dejó sin aliento a los miles de asistentes que la acompañaron, entregados desde el primer acorde.

🎶 Canción a canción: una arquitectura emocional impecable
El setlist fue tan generoso como arriesgado. Abrió con Hábito de ti y De tus ojos, estableciendo de inmediato una atmósfera envolvente. Pero fue con Besos y descuidos, primera pieza del nuevo álbum Casa Mía, cuando se empezó a construir ese espacio íntimo y compartido que define sus directos. “Casa Mía hoy viene a su templo”, dijo, refiriéndose a Cádiz como el lugar perfecto para presentar un proyecto que, según ella, nace desde las entrañas.
Le siguieron temas como 60s —donde lo retro se funde con la modernidad sonora del disco—, y Objetos perdidos, que encontró en la voz de Vanesa su forma más vulnerable. La artista no esquivó la emoción ni el riesgo. Complicidad fue recibida con una ovación que pareció sacudir el escenario, mientras que Polvo de mariposas encendió las primeras lágrimas de la noche, en uno de los momentos más líricos de la velada.
En cada interludio, Vanesa aprovechó para contar historias, improvisar, reírse del amor fugaz o cuestionar al público con una espontaneidad tan genuina que convertía cada pausa en oro escénico. “¿90 minutos puede durar el amor? ¡Eso son otras cosas!”, bromeó antes de arrancar 90min, coreada de principio a fin. En No nos supimos querer, rindió homenaje a Joaquín Sabina —con quien colabora en el álbum—, subrayando con humildad: “Es prácticamente de mi familia”.

🏟️ Cádiz en el centro del relato: cuando el escenario se vuelve confesionario
Pero si hubo un momento en el que el concierto tocó el hueso de lo humano, fue cuando Vanesa compartió una anécdota sobre la génesis de No te pude retener. Contó cómo la escribió en Tarifa, tras una cena frustrada con amigas, una guitarra y una historia de amor fallida contada desde el otro lado. “¿Quién no ha sentido esa impotencia de no poder retener a alguien que se va?”, preguntó al aire, con esa mezcla de compasión y sinceridad que la convierte en narradora de lo cotidiano.
En ese instante, y en tantos otros, la artista parecía no estar interpretando, sino reviviendo. Se descalzó —literalmente— antes de presentar Y vuelo, dedicada a su amiga y colega Samurai, que la acompañó durante la interpretación. Pero fue al llegar el turno de He sido y Aún no te has ido cuando el recinto entero respiraba al mismo compás. El cierre, con Como te digo, fue un susurro colectivo que flotó en la noche cálida de Chiclana como una promesa de regreso.

🪷 Un disco que arriesga, una gira que abraza
Casa Mía, su noveno trabajo de estudio, ha supuesto un punto de inflexión en la carrera de Vanesa Martín. No solo por su evolución sonora —más atrevida, más libre, con flirteos con la cumbia, el autotune o la bachata—, sino por el mensaje que transmite: un hogar interior donde caben todas sus versiones. Desde la Vanesa melancólica hasta la combativa, pasando por la irónica, la amiga, la mujer.
Y eso se refleja en el diseño del Casa Mía Tour: un espectáculo técnicamente pulcro, con un diseño de luces envolvente y una dirección musical precisa, pero sin artificios innecesarios. Todo está al servicio de la emoción. No hay esperpentos gigantes con efectos vacíos ni cambios de vestuario teatrales. Lo que hay es una artista que cree en lo que canta y en cómo lo canta. Y un público que se deja habitar por esa verdad.
La gira continúa ahora por Ronda (14 de agosto), Sevilla (12 de septiembre) y Córdoba (19 de septiembre), con paradas también en Huelva, Almería o Lorca. Pero el concierto de Sancti Petri quedará marcado como uno de esos puntos de anclaje donde la gira encontró su máxima expresión.

🌟 El CMF 2025 vibra y sigue: Antonio Orozco, el siguiente protagonista
La edición 2025 del Concert Music Festival está demostrando por qué es ya un referente veraniego nacional. Con conciertos recientes como el de Sebastián Yatra y noches mágicas como la vivida con Vanesa Martín, el ciclo avanza firme hacia su siguiente gran cita: Antonio Orozco, este sábado 9 de agosto, en un concierto que cuelga el cartel de entradas agotadas desde hace semanas.
Desde Crowding News, medio especializado y presente en cada rincón del CMF 2025, seguiremos contando lo que se vive sobre el escenario y entre el público. Porque lo que ocurre aquí no son solo conciertos: son crónicas emocionales compartidas. Y Cádiz, por unos meses, se convierte en el centro mismo de la música en vivo.