Morir por una foto: la tragedia que desnuda la precariedad de los fotoperiodistas en festivales 🎞️

Morir por una foto: la tragedia que desnuda la precariedad de los fotoperiodistas en festivales 🎞️

Morir por una foto: la tragedia que desnuda la precariedad de los fotoperiodistas en festivales 🎞️

sábado, 12 de abril de 2025

El pasado 5 de abril, en el corazón del Parque Bicentenario de Ciudad de México, una ráfaga de viento se llevó dos vidas. No fue un acto de la naturaleza, fue el resultado de decisiones humanas: una estructura decorativa, montada sin autorización ni planificación adecuada, colapsó sobre dos jóvenes fotógrafos, Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas Hernández. Estudiantes de la FES Aragón y colaboradores del medio independiente Mr. Indie, murieron aplastados por el símbolo más cruel de una industria que muchas veces ignora a quienes la retratan.

Más allá de la tragedia, lo verdaderamente escandaloso fue la reacción —o la falta de ella— por parte de los organizadores del festival AXE Ceremonia. El evento continuó como si nada hubiera pasado. Ni una palabra al público, ni una pausa a la música, ni un gesto de respeto. Recién a las 2:00 a.m., cuando la noticia ya se filtraba entre asistentes y redes sociales, la alcaldía clausuró el evento. Para entonces, la fiesta había vencido a la ética.

⚠️ La normalización de la negligencia

El festival, organizado por Grupo Eco, no contaba con autorización para las plataformas elevadoras utilizadas, mismas que fueron instaladas el mismo día sin figurar en los planos aprobados por Protección Civil. La tragedia no solo fue un descuido: fue la consecuencia directa de una cadena de omisiones, improvisaciones y desprecio por la seguridad de los trabajadores.

Lo peor es que nadie parece dispuesto a asumir responsabilidades. Diego Jiménez Labora, director del festival, desapareció de redes sociales y ha evitado declaraciones públicas. El comunicado del evento fue tan breve como inútil: fue eliminado horas después. ¿Qué dice esto sobre una industria que se beneficia del talento joven pero lo deja solo ante el riesgo? ¿Hasta cuándo se seguirá considerando normal que la cobertura de un festival implique poner en peligro la vida de quienes están detrás de la lente?

📸 El costo invisible de capturar la música

Bere y Miguel no cobraban por su trabajo. No tenían contrato, ni seguro, ni garantías mínimas. Su historia no es la excepción: es la regla. Jóvenes apasionados por la música y la imagen son reclutados para cubrir festivales sin recibir nada más que acceso y la promesa de “exposición”. La mayoría acepta, porque en un medio saturado, tener un portafolio es casi tan vital como respirar. Pero esa necesidad no debería justificar la explotación.

El fotoperiodismo de conciertos no es un hobby, es una labor profesional que implica riesgos reales. Escalar estructuras, resistir multitudes, trabajar bajo presión y, como en este caso, exponerse a condiciones inestables sin respaldo institucional. La industria del entretenimiento en vivo depende de estas imágenes para construir su narrativa, pero se desentiende de quienes las producen. Esa hipocresía no puede seguir siendo tolerada.

🕊️ Justicia simbólica no es suficiente

La respuesta del gremio fue inmediata. Una vigilia, pronunciamientos de organizaciones como Artículo 19 y mensajes solidarios por parte de artistas como Charli XCX, Ed Maverick y The Marías dieron algo de consuelo. Pero la justicia no puede limitarse a homenajes. Lo que se necesita es una transformación estructural: normas claras, contratos justos, protocolos de seguridad y una ética laboral que deje de romantizar el sacrificio.

No basta con decir que eran jóvenes promesas, ni convertir su memoria en símbolo. Bere y Miguel merecían respeto en vida, y sus colegas –mismamente nosotros, compañeros del gremio– merecemso condiciones dignas para ejercer nuestro oficio. Convertir esta tragedia en un parteaguas no depende solo de las autoridades, sino también de los medios, los organizadores de eventos y los artistas que permiten que estas dinámicas precarias persistan.

🏛️ ¿Y ahora qué? El reto de reconstruir desde la dignidad

El gobierno ha prometido investigar. La presidenta Claudia Sheinbaum pidió revisar la concesión del Parque Bicentenario. La alcaldía responsabilizó a los organizadores. Pero ya hemos visto esto antes: en 2023, otro fotógrafo, Alberto Clavijo, murió en el mismo recinto. Nada cambió. ¿Será diferente esta vez?

La muerte de Bere y Miguel no puede ser otro caso más en la larga lista de tragedias que se olvidan al ritmo del siguiente festival. Es momento de exigir cambios estructurales en la forma en que se conciben los eventos de entretenimiento en México. La cobertura periodística no es decorado, es parte esencial de la experiencia. Y quienes la hacen posible merecen más que aplausos póstumos.

José Antonio C.

Director

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