La noche del 15 de agosto en Sancti Petri empezó con calor —del que asfixia y del que arropa—, pero también con una promesa: la de un reencuentro largo, generoso y compartido. A eso vino Melendi, con todo su bagaje de éxitos, su ironía asturiana y una gira —“20 años sin noticias”— que no busca celebrar una carrera, sino redibujarla desde la honestidad.
Minutos antes de las 22:15, el público ya estaba de pie. Las luces se atenuaron, la pantalla central comenzó a emitir destellos azules, y uno a uno fueron iluminándose los integrantes de la banda. Aplausos, murmullos, silbidos. Y entonces, sin más preámbulos, apareció él: camiseta negra sin mangas, vaqueros, el pelo suelto y esa mezcla entre trovador cercano y veterano de escenarios. Lo que siguió fueron casi dos horas de memoria musical, introspección y una conexión que solo se construye con tiempo, respeto y verdad.

🎭 Escenografía inmersiva y dirección artística cuidada
La narrativa visual del show fue uno de los pilares del espectáculo. La paleta de colores variaba con intención y ritmo: el azul del arranque (“El parto”) marcaba un tono sereno que se volvió carmesí en “Tocado y hundido”, irradiando intensidad emocional. En “Barbie de extrarradio”, los violetas y púrpuras creaban una atmósfera íntima y algo onírica, en contraste con los dorados festivos que iluminaron “Caminando por la vida”.
La producción audiovisual —visuales únicos combinados con una realización en directo que, honestamente, nos sorprendió— convirtió cada canción en una pequeña pieza de narrativa visual. No se trataba solo de acompañar los temas con imágenes, sino de diseñar un entorno escénico que respirara con el artista. Las animaciones estaban cuidadosamente sincronizadas con los distintos climas emocionales de cada bloque, y la dirección de cámaras supo cuándo enfocar al público, cuándo centrarse en los músicos y cuándo dejar a Melendi solo en plano para reforzar el peso de sus palabras.

💬 Reflexiones, clásicos y un público cómplice
Uno de los primeros grandes momentos llegó con “Con la luna llena”, presentada como “una canción escrita a los 17 años por un chaval bastante agitado”. Fue un salto directo al inicio de todo, y una rendija por la que se coló la nostalgia de una generación que lo descubrió a comienzos de los 2000. Las luces azules, la sonrisa de Melendi y un estribillo coreado por miles hicieron del tema un pequeño rito de paso. «Escuchar esa canción por la radio cuando tenía 21 años fue una emoción difícil de explicar», confesó poco antes de empezarla.
La cita más intergeneracional de la noche llegó con “Violinista en tu tejado”, uno de sus temas más antiguos, que Melendi presentó invitando al público a cantarla desde el primer acorde. Más allá de su valor como clásico, el tema cobró una segunda vida en 2023 gracias a Supernova, el éxito de Saiko que samplea la melodía original, y que ambos artistas compartieron en La Velada del Año V. Aunque Melendi no lo mencionó de forma explícita, la conexión flotaba en el ambiente: era un puente evidente entre generaciones, entre quienes conocieron el tema en su primera vida y quienes lo redescubrieron en plataformas de streaming.

Pero hubo también lugar para lo íntimo. Antes de “Tan tonto como tú”, Melendi improvisó un monólogo sobre la autoexigencia, los diálogos interiores y la necesidad de tratarnos mejor: «Yo si quedo con alguien, llego puntual. Pero si quedo conmigo mismo, no me presento. A ver si mañana no fumo. O sí. Pero por lo menos, me voy a tratar mejor». Y añadió: «Nos hablamos mal a nosotros mismos. Nos olvidamos de que también tenemos virtudes, coño. ¿Por qué solo miramos los defectos?». El silencio que siguió fue puro respeto. Y luego, el tema, vestido con una realización a la altura.
🕯️ De la mirada al foso: una conexión sin filtros
Uno de los grandes clímax de la noche fue “Cenizas en la eternidad”. Al comenzar, Melendi pidió que se encendieran las luces del auditorio: «Quiero veros bien, porque esta canción la cantamos todos». Se proyectaron primeros planos del público, donde se leían carteles como “Yo quiero ser guerrera”. Al final del tema, pidió apagar la sala y encender los móviles. El efecto fue inmediato: un mar de luces blancas titilando al ritmo de una balada que ya es himno.
Tras un interludio instrumental, Melendi reapareció para “La promesa” —«Ahora que hemos cogido confianza, os voy a hacer una promesa. De estas que no son fáciles, ¿eh?»— y “Destino o casualidad”, dos temas que reforzaron su voluntad de acercamiento físico y emocional. En el primero, se agachó junto al foso; en el segundo, se sentó en una banqueta, se levantó poco a poco, y acabó bajando a cantar sobre los bajos del escenario.

🎶 Cuatro canciones, tres épocas y una misma ovación
El tramo más celebrado llegó con el medley que enlazó “Un recuerdo que olvidar”, “Sé lo que hicisteis”, “Mi rumbita pa tus pies” y “Hablando en Plata”. La interpretación de “Sé lo que hicisteis” resonó especialmente tras el reciente 15º aniversario del dúo madrileño —Natos y Waor— en el Estadio Metropolitano de Madrid, un concierto que cubrimos en Crowding News y en el que, entre casi 20 invitados, se echó en falta la presencia de Melendi.
Este medley fue un festín de ritmo, ironía y memoria que activó a todo el recinto y dejó claro que, si algo no ha perdido Melendi, es su capacidad para conectar con públicos muy diversos.
Tras este bloque, llegaron “Cheque al portamor” y “Jardín con enanitos”, donde se permitió bromear sobre el paso del tiempo: «Yo antes iba más a otro tipo de jardines – todos estamos pensando lo mismo –, pero desde que viajo tanto, echo de menos el de mis enanitos». Risas cómplices, cambio de ritmo y la sensación de que el show estaba ya en su recta final.

📝 20 años sin noticias y todo por contar: el relato vivo de Melendi
Lo que Melendi ofreció en Chiclana no fue un simple repaso de éxitos ni un ejercicio de nostalgia programada. Fue la actuación de un artista que ha aprendido a habitar cada etapa de su carrera con lucidez, humor y una ternura creciente por su propio pasado. La madurez escénica no solo se percibió en su solvencia en el escenario, sino también en su capacidad para transformar cada bloque del concierto en una conversación íntima, sin artificios ni sobrecarga emocional.
La producción supo acompañar esa narrativa con inteligencia visual: una escenografía que nunca compitió con el mensaje, sino que lo amplificó; una realización que priorizó las miradas del público; una dirección que entendió que el verdadero espectáculo era la conexión. En el marco del Concert Music Festival 2025, su doble cita no solo representa uno de los conciertos más completos del ciclo, sino un espejo en el que se refleja todo lo que este festival ha conseguido construir: intergeneracionalidad, emoción y una idea clara de lo que significa vivir la música en directo.

A lo largo de la noche, Melendi no solo recorrió su repertorio: también compartió el desgaste y el aprendizaje que conlleva una gira tan extensa como esta, iniciada en 2023 y todavía en marcha. «Cuando acabemos igual ya nos toca preparar la de los 30», dijo entre risas, dejando entrever el vértigo de quien lleva años mirándose a través de sus canciones. Y en uno de los pasajes más introspectivos del show, justo antes de “Cenizas en la eternidad”, soltó una reflexión que pareció resumir su momento actual:
«Qué lindo maestro es la vida, que te repite el examen hasta que lo apruebes. Y si no es en esta, será en la siguiente».
En Chiclana, ese aprendizaje no se tradujo en solemnidad, sino en cercanía, oficio y entrega. Una actuación sólida, generosa y sincera, que confirmó por qué Melendi sigue siendo uno de los artistas más queridos y vigentes del panorama español.

📀 El setlist completo de Melendi en Chiclana
El concierto comenzó con “El parto”, antes de lanzar el primer bloque con “Tocado y hundido” y “Con la luna llena”. Siguieron “Caminando por la vida”, “Violinista en tu tejado”, “Barbie de extrarradio” y el discurso emocional que desembocó en “Tan tonto como tú”.
A mitad de show llegaron “Como el agua y el aceite”, “Cenizas en la eternidad”, “La promesa” y “Destino o casualidad”, antes del interludio que dio paso al medley. Tras eso, “Como una vela”, “Cheque al portamor”, “Jardín con enanitos”, “Loco”, “Arriba Extremoduro” y “Canción de amor caducada”.
La falsa despedida preparó la salida final con “Lágrimas desordenadas” y un inesperado —y divertido— cierre con el tema de Ghostbusters, entre risas y aplausos.

🧭 El CMF 2025 entra en su recta final
Melendi cerrará su paso por el Concert Music Festival 2025 mañana, en su segundo sold out, pero nosotros ya tenemos la certeza de que nos ha dejado una marca emocional y escénica imborrable. La gira “20 años sin noticias” continuará en otoño con paradas en distintas ciudades españolas, entre estas en Sevilla —donde volveremos a cubrirle—, pero, mientras tanto, Sancti Petri se prepara para su cierre.
Este domingo 17, estaremos de nuevo en primera fila para cubrir la última gran cita del ciclo: el último concierto del CMF 2025 con Camilo. Dos visiones distintas del pop iberoamericano, una misma pasión por la música en vivo.