Lali arrasa en Sevilla: rock, pasión y un sold out inolvidable en Sala Pandora

Lali arrasa en Sevilla: rock, pasión y un sold out inolvidable en Sala Pandora

Lali arrasa en Sevilla: rock, pasión y un sold out inolvidable en Sala Pandora

lunes, 6 de octubre de 2025

La Sala Pandora vivió su noche más eléctrica con el concierto sold out de Lali. Entre distorsiones rockeras, guiños pop y una narrativa escénica afilada, la artista argentina ofreció un show que confirmó su mutación artística y su conexión visceral con el público español.

🔥 Lali Tour 2025: cuando el demonio llama... Sevilla responde

“¿Estáis apretados?” preguntaba Lali entre risas, con un chupito en alto y una sonrisa desafiante, sabiendo que tenía a Sevilla en la palma de su mano. Era sábado por la noche, y la Sala Pandora rebosaba energía desde el primer beat de “Lokura”, tema que abrió un set de 31 canciones cargadas de intensidad, teatralidad y emoción. Con entradas agotadas y un público tan diverso como devoto, el paso de Lali por la capital andaluza fue mucho más que un concierto: fue un manifiesto sonoro y visual sobre el momento exacto en que el pop se incendia con alma de rock.

🎭 Lali 2025: una artista en plena combustión creativa

La gira Lali Tour 2025 presenta una versión renovada y poderosa de la artista argentina. Atrás quedaron los contornos suaves del pop melódico; “No vayas a atender cuando el demonio llama”, su sexto álbum, la muestra oscura, eléctrica y frontal. El disco abraza el rock con distorsión y actitud, sin abandonar del todo su ADN pop: es una apuesta por el riesgo estético y conceptual, articulada en escena con una dramaturgia audiovisual que no deja cabos sueltos.

En este contexto, el show en Sevilla fue una muestra exquisita del nuevo ecosistema artístico de Lali, donde los interludios en video, los cambios de vestuario, los visuales provocadores y las coreografías cinematográficas conforman una experiencia total, pensada como un viaje en espiral por la pulsión y el deseo.

🚨 Apertura y escenografía: blanco, negro y un descenso controlado al caos

El arranque con “Lokura” marcó desde el minuto cero la narrativa dual del concierto. Lali apareció enfundada en vaqueros baggy negros, camiseta blanca sin mangas y chaleco negro, en medio de un escenario iluminado con contrastes violentos de blanco y negro. A su alrededor, los bailarines se incorporaban uno a uno, como piezas de un ritual pop distorsionado, mientras la música crecía y la sala vibraba. El diseño lumínico cortaba el aire como un bisturí: preciso, agresivo, teatral.

Con ese primer golpe de energía, Lali dejaba claro que este no era un show para espectadores pasivos, sino una ceremonia de entrega mutua.

💃 El bloque urbano: hits, complicidad y calor andaluz

La energía escaló con “Sexy”, que prendió fuego a la pista, seguida por el estreno en directo de “2 son 3” donde Lali se autoproclamó “la reina de la pista”. El tono era descarado, sensual y juguetón. En “Tú novia II” y “N5”, coreografías de precisión quirúrgica se desplegaron en sincronía con una banda sólida y una base electrónica que retumbaba en el pecho.

Entre canciones, la artista no perdió oportunidad de bromear con el público: imitó el acento andaluz, habló del calor sevillano, lanzó brindis con un “¡Salud, hoztia!” y leyó como una veterana las claves emocionales del momento. La conexión era real, palpable. Había carcajadas y gritos de amor. Lali estaba en casa.

🎬 Interludios y narrativa escénica: popstar, demonios y mutaciones

La narrativa del show se articuló mediante interludios audiovisuales como “La Llamada” y “Popstar”, que segmentaron el set en bloques conceptuales. Estos pasajes, más que descansos, fueron transiciones coreográficas y emocionales donde el universo distópico y combativo del álbum cobraba vida.

El cambio de outfit fue una declaración visual: más cuero, más sombras, más agresividad estilizada. Era otra Lali, cada vez más cerca del rock performático de íconos como Lady Gaga o Bowie, pero con lenguaje propio y códigos latinos.

🥊 El statement performático: boxeo, política y brillos punk

El tramo más intenso llegó con “¿Quienes son?”, que desembocó en una feroz “KO” con guante de boxeo en mano, bailando con rabia y precisión. Le siguieron los contagiosos “Baum Baum”, “Cómprame un brishito” y “Boomerang”, donde el ritmo no cedía, y Lali exhibía su capacidad para sostener un show de alta exigencia física y vocal.

En “Fanático”, cerró con una peineta y un mensaje explícito: “Milei, basura, soltá la dictadura”, dejando en claro que su arte no esquiva la política. El gesto fue celebrado por un público que ya la abrazaba como algo más que una artista extranjera: una cómplice, una voz.

💖 Amor libre y generaciones unidas: el corazón del show

Uno de los momentos más memorables fue la petición de matrimonio de un fan portugués a su novio argentino, sobre el escenario. Lali, cómplice, aplaudió, bromeó con que tenía que estar invitada y dejó que la emoción fluyera. El público, de pie, vitoreaba mientras ondeaban banderas LGBTQ+.

Ese gesto fue más que anecdótico: reflejaba la esencia del público presente. En la Sala Pandora se mezclaban jóvenes fans con adultos mayores, todos vibrando con la misma pasión. La transversalidad generacional es uno de los fenómenos más potentes en torno a Lali: su música convoca, pero es su humanidad la que fideliza.

🚀 Final catártico: del éxtasis colectivo al último latido

El desenlace fue una ráfaga de hits: “Motiveishion” desató la euforia total, seguida de “Cómo tú” y una “Soy” versionada con visuales arcoíris y cuatro bailarines que celebraban el orgullo con potencia escénica.

El cierre fue una descarga ininterrumpida de adrenalina: “Disciplina”, “Plástico”, “Fanático”, “Pendeja”, “Payaso” y finalmente “No me importa”, en una despedida sudorosa, luminosa y cargada de gratitud. Lali se fue dejando claro que su show es una experiencia y no un simple recital.

📃 El setlist: una narrativa en 31 capítulos

El concierto comenzó con una entrada dramática y cargada de tensión: “Lokura” sonó entre luces blancas y negras mientras los bailarines se sumaban progresivamente al escenario. Tras esa apertura teatral, Lali lanzó una ráfaga de hits pop urbanos con “Sexy”, el reciente “2 son 3”, y las siempre celebradas “Tú novia II” y “N5”, donde la coreografía y la interacción con el público marcaron el pulso de un arranque arrollador.

Luego llegó un bloque emocional con “Obsesión”, seguido por una interpretación vibrante de “Diva” y una versión sentida de “Morir de amor”, que dieron paso al explosivo “33”, uno de los puntos álgidos de la noche. Después, un interludio escénico con bailarines en traje de chaqueta anunció el cambio de atmósfera, y el video “La Llamada” sirvió de umbral para un segmento más conceptual.

En ese tramo, Lali encadenó “¿Quienes son?” con “KO”, luciendo un guante de boxeo y desplegando una performance de alto impacto físico y simbólico. Le siguieron los contagiosos “Baum Baum”, “Cómprame un brishito” y “Boomerang”, donde el show recuperó su pulso más bailable sin perder intensidad. El bloque cerró con una ovación cuando Lali presentó a su banda con cariño y humor durante “Incondicional”, justo antes de uno de los momentos más emotivos de la noche: la petición de matrimonio entre dos fans en el escenario, que tuvo como telón de fondo la canción “Hay un lugar”.

La carga emocional continuó con “Ego”, y después, el interludio visual de “Popstar” marcó un nuevo cambio de outfit y atmósfera. Con la piel renovada, Lali interpretó “1Amor”, “Mejor que vos” (su tema con Miranda!), y la introspectiva “Sola”, preparando el terreno para la recta final.

El clímax del concierto llegó con una secuencia de energía total: “Motiveishion” desató la euforia colectiva, seguida de “Cómo tú” y una potente versión de “Soy”, en la que se sumaron bailarines y visuales en honor al orgullo LGBTQ+. El cierre fue una descarga de adrenalina: “Disciplina”, “Plástico”, “Fanático” (con mensaje político incluido), “Pendeja”, “Payaso” y finalmente “No me importa”, que puso punto final a un espectáculo demoledor.

✅ Balance final: precisión, relato y una artista en su mejor forma

Lo que hace único al concierto de Lali en Sevilla no es solo el repertorio, ni la puesta en escena. Es el equilibrio entre músculo y emoción, entre provocación y vulnerabilidad. Es la capacidad de transformar un sold out en una comunión real, donde el espectáculo no se impone sino que se comparte.

Esta parada sevillana no fue solo un éxito de taquilla. Fue un triunfo artístico y emocional, que marca un antes y un después en la relación de Lali con el público español.

José Antonio C.

Director

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