Sevilla se rinde ante Sen Senra y La Última Misa: debut de su trilogía final PO2054AZ

Sevilla se rinde ante Sen Senra y La Última Misa: debut de su trilogía final PO2054AZ

Sevilla se rinde ante Sen Senra y La Última Misa: debut de su trilogía final PO2054AZ

sábado, 18 de octubre de 2025

Crónica pendiente de ampliación – fotografías –

En la noche del 17 de octubre, Sevilla se convirtió en la capital espiritual del pop contemporáneo con el estreno de La Última Misa, la gira de despedida del universo PO2054AZ de Sen Senra. En el Centro de Innovación Tecnológica del Espectáculo (CITE), el artista gallego inició un viaje escénico que es mucho más que una serie de conciertos: es un ritual de cierre, una despedida emocional y artística a un proyecto que ha redefinido su carrera y el panorama del pop en español.

La expectación era palpable desde primeras horas de la tarde. Fans llegados de toda España —muchos desde Galicia— esperaban a las puertas del CITE desde las 15:30h, sabiendo que esta gira visitará solo cuatro ciudades: Sevilla, A Coruña, Valencia y Madrid. A las 21:06h, el escenario se iluminó en verdes y púrpuras mientras una escenografía de rocas y luces cálidas introducía el tono litúrgico del show. Sen Senra apareció vestido con crop top, vaqueros y una chaqueta oversize, como quien asume un rol ritual ante su comunidad.

El concierto no fue simplemente el inicio de una gira, sino un manifiesto artístico. Desde su concepción, PO2054AZ ha sido un proyecto profundamente autobiográfico, y Sen Senra lo ha desarrollado con una sensibilidad estética que lo aleja de las fórmulas pop convencionales. Con La Última Misa, el artista no solo cierra un ciclo, sino que abre una nueva vía en la música española contemporánea: la de la narrativa conceptual llevada al directo con coherencia y belleza.

🔔 El comienzo del rito: escenografía y simbología

La apertura fue una declaración de intenciones: "no quiero ser un cantante", "está sexy", "en blue jeans y un crop top", "que yo no soy uno de eses gatos" y "taba sucio" marcaron un inicio autorreferencial, cargado de autoanálisis y tono confesional. La escenografía convertía el escenario en un altar, y al público en una feligresía emocional. El cuerpo de baile, las luces rojizas y los visuales oníricos construían un lenguaje escénico que bebía de la iconografía religiosa y del imaginario doméstico gallego.

El CITE, con su estructura moderna e intachable acústica, se reveló como el espacio idóneo para esta misa pop. El sonido, de una limpieza quirúrgica, envolvía cada palabra como si fuera un salmo. Sen Senra no interpretaba canciones: las ofrecía como exvotos, una a una, entre gestos sutiles y una corporalidad que oscilaba entre la timidez y la iluminación.

Desde su aparición entre las rocas hasta su conexión inmediata con el público, Senra demostró que entiende el escenario no solo como un lugar de interpretación, sino como un espacio simbólico. Su presencia era magnética y mística, pero también vulnerable y sincera, como quien sabe que está despidiéndose de algo muy profundo. La atención al detalle visual —colores, coreografía, elementos en escena— reveló la voluntad de ofrecer una experiencia total.

💟 Primer acto:
El Origen en carne viva

El primer bloque del concierto se estructuró como una evocación al pasado: "Mi norte", "Me debes esto", "Familia", "Sin excusa" y "Da igual lo que opine la gente". En este tramo, la puesta en escena se tornó en un continuo vaivén de colores —verdes, celestes, naranjas—, con interludios coreografiados que representaban una casa bajo la lluvia, tormentas interiores y amaneceres esperanzadores.

"Bienvenidos a La Última Misa, Sevilla, al estreno... hasta ahora ha sido en Galicia, cantamos todos esta, conmigo", proclamó Senra antes de iniciar "Da igual lo que opine la gente", que el CITE coreó con devoción. Era el acto de consagración, el momento en que el artista y su público sellaban una liturgia compartida. En los muros del escenario, como en una casa simbólica, aparecieron los músicos saludando y agradeciendo al público, en una representación visual de comunidad y pertenencia.

Esta primera parte fue clave para cimentar la narrativa de PO2054AZ como una historia de raíz. Sen Senra no canta sobre el pasado: lo reconstruye. Con una voz que mezcla fragilidad y temblor, el artista convirtió su infancia y juventud en una fuente de sentido escénico. El uso de elementos domésticos —como los visuales de una casa o la lluvia— ancló emocionalmente al espectador en un viaje sensorial que empezaba en el origen familiar.

✈️ Segundo acto:
Partir, sentir, llorar

El segundo acto comenzó con la irrupción de visuales de aviones y paisajes en transición, simbolizando la partida, el desarraigo. "New Me", "Entrelazados" y "Mis amigos opinan lo mismo" se sucedieron con una intensidad emocional creciente, hasta desembocar en "Hermosa Casualidad" —interpretada con Aitana mediante proyecciones—, donde el público acompañó con los brazos en alto de lado a lado, como si abrazara el aire.

En un guiño a su tierra de acogida, una cantaora apareció en un rincón del escenario provocando espontáneos "¡Olé!" que entrelazaron Galicia y Andalucía. El bloque alcanzó su cumbre emocional con "Un cielo azul" —interpretado con la mano en el pecho— y "Llorando x1", celebrada como un éxtasis rítmico. Entonces, una cama apareció en escena: Sen Senra se tumbó para cantar "Meu Amore" entre luces naranjas, en uno de los pasajes más íntimos y teatrales de la noche.

En esta parte, Senra mostró su rostro más vulnerable. El “emigrante” que huye y se transforma aparecía no solo en las letras, sino en su cuerpo: los gestos de gratitud, el sudor, las manos en la cara. “¿Hay alguien ahí, Sevilla?”, preguntó, como quien necesita ser sostenido por su comunidad. Cada tema era un fragmento de esa identidad escindida entre el éxito y la pérdida, la distancia y el deseo de volver.

🌿 Tercer acto:
El regreso, la revelación

Tras un breve silencio, el escenario se transformó: un árbol, un sofá y luces azuladas construyeron la atmósfera de un hogar simbólico. Sen Senra, ataviado con una túnica de pelos, se sentó en ese nuevo altar para cerrar el rito con una secuencia confesional: "Romper la curiosidad", "Quiero decirte" y "No se preocupe".

Antes de esta última, soltó: "A veces uno tiene que escaparse para volver a reconocerse...". Fue el inicio del cierre. Con "Idea Loca", "Romeo" (en versión acústica), "Por si vuelve", "Eternamente joven" y "Padiante", la narrativa viró hacia la redención. El público explotó en un cántico de "Cristian, Cristian" durante "Ya no te hago falta", el punto más conmovedor del concierto.

Este último bloque fue una consagración de su madurez artística. La puesta en escena doméstica no solo era simbólica: era una declaración de principios. La música se hacía hogar, y el artista se mostraba sin armaduras. En "La Belleza", "PO2054AZ" y "Hasta el Fondo", Sen Senra no solo despedía un proyecto, sino que completaba un viaje vital. “La misión se cumplió”, dijo. Y era cierto.

📜 El setlist de una despedida

El concierto en el CITE de Sevilla incluyó prácticamente una treintena de canciones, estructuradas como un viaje litúrgico a través de la trilogía PO2054AZ. Inició con "no quiero ser un cantante", seguida de "está sexy", "en blue jeans y un crop top", "que yo no soy uno de eses gatos" y "taba sucio", marcando un arranque autorreferencial y simbólico.

Luego vinieron "Mi norte", "Me debes esto", "Familia", "Sin excusa" y "Da igual lo que opine la gente", componiendo el acto de El Origen, en el que se rememoraba la raíz, la infancia y el hogar perdido.

El segundo acto lo integraron "New Me", "Entrelazados", "Mis amigos opinan lo mismo", "Hermosa Casualidad" (con Aitana), "incondicional", "Un cielo azul", "Llorando x1" y "Meu Amore", desarrollando un crescendo emocional marcado por la migración, la nostalgia y el tránsito identitario.

El tramo final —El Retorno— incluyó "Romper la curiosidad", "Quiero decirte", "No se preocupe", "Idea Loca", "Romeo", "Por si vuelve", "Eternamente joven", "Padiante" y "Ya no te hago falta" (en versión acústica), donde afloraron los momentos más íntimos del recital.

El epílogo fue una tríada poderosa: "La Belleza", "PO2054AZ" y "Hasta el Fondo", sellando el concierto con la aparición de un mensaje final proyectado como una plegaria: “Por los siglos de los siglos”.

🙏 Una misa pop para cerrar una trilogía vital

La Última Misa es mucho más que el final de una gira: es la culminación de PO2054AZ, una trilogía sobre el origen, la partida y el regreso, pero también sobre el ego, la identidad, la fe y el hogar. Desde El Origen (2023) hasta El Retorno (2025), Sen Senra ha tejido una narrativa compleja y autobiográfica, sin fuegos artificiales ni fórmulas vacías.

Este primer concierto en Sevilla no sólo consolidó su madurez escénica y compositiva, sino que lo afirmó como uno de los artistas más conceptuales del panorama español. Lejos de limitarse a cantar, Sen Senra oficia. No entrega un show, sino una liturgia emocional que obliga al público a creer, recordar y sentir.

Artísticamente, Senra ha demostrado ser un creador de imaginarios. Desde sus primeros trabajos en inglés hasta el giro decisivo de Sensaciones, ha cultivado un lenguaje propio, híbrido y sensible. PO2054AZ no solo ha sido su proyecto más ambicioso: es también una cartografía emocional que ha logrado conectar con miles de oyentes desde lo íntimo. Sevilla fue testigo de su poder evocador, de esa capacidad única para fundir lo cotidiano y lo sagrado en una sola melodía.

🔯 La fe hecha escena: próxima parada, A Coruña

Sen Senra abrió su Última Misa con un acto de fe ante Sevilla: una misa pop, un rezo emocional y un adiós simbólico a su propia trilogía vital. Lo que se vivió en el CITE fue historia.

La próxima semana, Crowding News volverá a este mismo recinto para cubrir el concierto de Delaossa, mientras La Última Misa continuará su viaje espiritual hacia A Coruña, Valencia y Madrid.

José Antonio C.

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