Raphael llega con Raphaelísimo 2025 a Sevilla: la Maestranza se emociona con los versos de su infancia

Raphael llega con Raphaelísimo 2025 a Sevilla: la Maestranza se emociona con los versos de su infancia

Raphael llega con Raphaelísimo 2025 a Sevilla: la Maestranza se emociona con los versos de su infancia

domingo, 14 de septiembre de 2025

El Guadalquivir reflejaba la última luz del día mientras el bullicio se concentraba a las puertas de la Real Maestranza de Caballería. No era una noche cualquiera en Sevilla. Era una noche para la memoria, para el reencuentro, para el arte que resiste. Dentro del ciclo Noches de la Maestranza 2025, uno de los eventos musicales más prestigiosos del verano andaluz, el nombre de Raphael brillaba con una fuerza especial. Este año ya han pasado por el cartel artistas como Antonio Orozco y Vanesa Martín, pero la expectación en torno al regreso del artista jienense superaba cualquier precedente reciente.

A sus 82 años y tras una retirada temporal obligada por problemas de salud —un linfoma cerebral diagnosticado en diciembre de 2024—, Raphael volvió a escena en junio, iniciando en Mérida su gira “Raphaelísimo 2025”. Lo hizo con un mensaje claro: está de vuelta, entero, lúcido, y con una energía que desarma cualquier prejuicio. Este año, además, ha sido nombrado Persona del Año 2025 por la Academia Latina de la Grabación, un reconocimiento que llega acompañado de la publicación de su álbum Ayer… aún, un homenaje a la chanson francesa. Todo ello se conjugó en una noche en la que Sevilla no solo lo recibió: lo celebró.

🎭 La puesta en escena: sobriedad luminosa para una voz eterna

Puntual, a las 21:36, Raphael apareció en el escenario del ruedo con paso sereno y gesto emocionado. Vestía un traje negro con chaqueta de perlas, una declaración silenciosa de elegancia, acompañado por una banda de diez músicos que supieron darle a cada tema la dosis justa de acompañamiento. La Real Maestranza estalló en aplausos desde los primeros compases de “La noche”, tema que inauguró un repertorio cuidadosamente estructurado y visualmente trabajado.

La dirección de arte del concierto no buscaba deslumbrar por exceso, sino por coherencia. Cada bloque del show tuvo su propia narrativa cromática y escenográfica. El color azul acompañó los primeros temas como una introducción melancólica y envolvente. En “Yo sigo siendo aquel”, el rojo inundó el escenario, subrayando la intensidad emocional de uno de los grandes himnos de su carrera. Cuando sonó “Mi gran noche”, el amarillo tomó el protagonismo, y con él llegó la primera explosión colectiva: el público se puso en pie, bailó, coreó y aplaudió como si el tiempo no pasara.

La escenografía supo virar hacia lo íntimo cuando el repertorio lo exigía. El bloque dedicado al amor estuvo acompañado por una instrumentación acústica cuidada al detalle, con apariciones de acordeón, violín y violonchelo. La realización optó por un blanco y negro en pantalla durante “Padam, padam”, envolviendo el escenario en una atmósfera de cine clásico. En “La vida en rosa”, los tonos rosados y el verso “Desde el día que te vi, la vida para mí es de color de rosas” sellaron uno de los momentos más delicados de la noche.

🎤 Crónica de una emoción dosificada con maestría

Más allá de lo técnico, el espectáculo fue, ante todo, un ejercicio de presencia escénica y dosificación emocional. Raphael supo alternar la solemnidad con la cercanía. Se movió con naturalidad entre el centro del escenario y el piano, se sentó cuando lo pedía la narrativa, se acercó a tomar un vaso de agua con una humildad sin artificios, y volvió al pie de micro con la dignidad de quien sabe que la canción sigue mandando.

En la primera parte del concierto, el repertorio transcurrió entre la nostalgia contenida y el reencuentro festivo. Tras el arranque con “La noche” y “Yo sigo siendo aquel”, llegaron “Cierro mis ojos”, “Digan lo que digan” y “Mi gran noche”, una trilogía que despertó la memoria colectiva y devolvió al público al epicentro de sus propias biografías. A partir de ahí, el concierto fue avanzando por bloques temáticos con impecable fluidez. La sección romántica —con “Hablemos de amor”, “Padam, padam”, “La vida en rosa” y “Himno al amor”— mostró el lado más teatral y delicado del artista.

El bloque central mutó hacia una energía más expansiva. “Estuve enamorado”, “Donde aquel día” y “Amor mío” dieron paso a un nuevo clímax con “Cuando tú no estás”. Aquí, la pantalla se dividió en tres, los focos giraron hacia un halo de luz sobre el centro del escenario, y el artista retomó el micro con una solemnidad contenida que marcó uno de los momentos más intensos de la noche. La ovación fue inmediata. En “Que nadie sepa mi sufrir”, compartió escena con un guitarrista en un gesto lúdico y cómplice, preparando el terreno para “Gracias a la vida”, donde volvió a agradecer, no con palabras, sino con presencia.

“Estar enamorado” fue un punto de inflexión emocional. Mientras la pantalla mostraba rostros del público y las luces rosadas y azules cubrían el recinto, Raphael pronunció una frase que condensó el espíritu de la noche: “Si recuerdas los versos de tu infancia, es que estás enamorado”. Era imposible no sentir que esa frase hablaba de él, pero también de su público. Sevilla, en ese instante, estaba definitivamente enamorada de Raphael.

La recta final fue un festival emocional: “Ámame”, “En carne viva”, con visuales en blanco y negro enmarcados por círculos rojos, y “Qué sabe nadie”, todas ejecutadas con una fuerza interpretativa conmovedora. En “Yo soy aquel”, una secuencia visual repasó las distintas etapas del artista, mientras el público se ponía en pie en una ovación que parecía no tener fin. “Escándalo” fue, como siempre, un estallido popular. El “Es–can–da–lo” retumbó en todo el recinto. Y el cierre, con “Como yo te amo”, fue la despedida perfecta: íntima, rotunda y emocionalmente devastadora.

👥 Un público diverso rendido a sus pies

El público respondió como solo Sevilla sabe hacerlo: con entrega absoluta. La asistencia fue diversa, aunque con claro predominio de espectadores mayores, muchos de los cuales coreaban cada letra con la emoción del reencuentro. Pero también había jóvenes, parejas de treinta o cuarenta años que se descubrían parte de un ritual del que quizás solo conocían fragmentos. La respuesta fue unánime: en cada canción, en cada mirada, en cada ovación, había una emoción compartida que superaba cualquier barrera generacional.

La Real Maestranza, con su geometría circular y su acústica impecable, ofreció un marco ideal para esa comunión. La voz de Raphael se proyectaba con nitidez, sin interferencias, mientras la plaza entera funcionaba como una caja de resonancia emocional. En “Yo soy aquel”, “Estar enamorado” o “Escándalo”, el público se convirtió en coro. Y en los momentos más intimistas, como “Gracias a la vida” o “Cuando tú no estás”, el silencio reverente confirmó que no solo estaban escuchando, estaban sintiendo.

🧭 Un regreso simbólico en un templo sonoro

Hay algo profundamente simbólico en que Raphael haya vuelto a Sevilla justo ahora, después de haber vencido a la enfermedad y de recibir los mayores reconocimientos de su carrera. La Real Maestranza, más que un simple recinto, se transformó en el escenario perfecto para este retorno: su acústica noble, su atmósfera ceremoniosa y su historia como templo cultural ofrecieron el espacio adecuado para una propuesta medida, sincera y profundamente emocional.

Este no fue un concierto más. Fue una reafirmación de vigencia, una celebración de legado, un testimonio de amor mutuo entre artista y ciudad. En un presente dominado por la inmediatez, Raphael representa la permanencia como valor artístico. Sus canciones ya no solo le pertenecen: son patrimonio afectivo de varias generaciones. Y en cada interpretación, en cada giro de voz, en cada pausa dramática, se percibía ese peso, esa conciencia de estar haciendo historia, no solo repasándola.

La noche sevillana se despidió con un aplauso largo, agradecido, casi ritual. Raphael saludó con el mismo gesto con el que había comenzado: sobrio, elegante, emocionado. Sevilla, por su parte, lo despidió como lo que es: un intérprete eterno, cuya voz ha sabido atravesar el tiempo sin perder el alma.

La música en Sevilla no se detiene. La próxima semana estaremos en Cabaret Festival Mairena del Aljarafe para contar todo lo que ocurra en el esperado concierto de Maka. Crónica, setlist y los momentos más emocionantes, como siempre, en Crowding News, el medio que vive la música en directo contigo.

José Antonio C.

Director

José Antonio C.

Director

José Antonio C.

Director

José Antonio C.

Director

Eventos

Eventos

Eventos

Te gustará…

Te gustará…