La temporada de festivales de música ha dejado en España una estela de controversias, denuncias y prácticas que han puesto en el ojo del huracán a varias de las promotoras de estos macroeventos. Desde el uso obligatorio de pulseras cashless, hasta el cobro por vasos no retornables y comisiones ocultas, los asistentes se han convertido en víctimas de lo que muchos consideran abusos. Las asociaciones de consumidores han alzado la voz y piden medidas urgentes para frenar lo que describen como un “caos normativo”.
💳 Pulseras Cashless: Una Moneda Digital con Trampas
Uno de los elementos más polémicos de los grandes festivales en España ha sido la pulsera cashless, un brazalete que reemplaza al dinero en efectivo dentro del recinto y que se ha convertido en el único método de pago disponible en muchos eventos. Festivales como Brava Madrid, FIB o Boombastic han implementado este sistema, pero el problema surge cuando, al finalizar el evento, los asistentes intentan recuperar el dinero sobrante.
En muchos casos, las promotoras imponen una comisión por la devolución del saldo, que oscila entre los dos y tres euros, y los plazos para solicitar esta devolución son cortos, a veces de solo 14 días. Este tipo de prácticas ha sido denunciado por organizaciones como Facua-Consumidores en Acción y la OCU, que señalan que estas condiciones son abusivas y que atentan contra los derechos de los consumidores.
María Ramírez, asistente al Brava Madrid, se quejó de haber pagado tres euros como gastos de gestión para retirar su dinero sobrante, señalando que “si la recarga la haces tú, el festival no hace gestión ninguna”. Este tipo de cobros ha generado malestar entre los asistentes, quienes consideran estas comisiones como una auténtica estafa.

🥤 El Vaso Reutilizable: ¿Un Beneficio Medioambiental o Negocio Disfrazado?
Otra de las quejas más comunes tiene que ver con los famosos vasos reutilizables que los festivales obligan a comprar a los asistentes. Bajo el pretexto de reducir el impacto medioambiental, muchas promotoras han sustituido los vasos de un solo uso por estos recipientes, que tienen un coste de fabricación muy bajo, pero que se venden por unos dos euros.
El problema radica en que, en muchos eventos, los vasos no son retornables, es decir, los asistentes no tienen la opción de devolver el vaso y recuperar su dinero, lo que convierte esta medida en un negocio redondo para los organizadores. Solo algunos festivales, como el Cranc de Menorca o el Sonorama Ribera, han adoptado un sistema de retorno de vasos, lo que permite que los asistentes devuelvan el vaso y recuperen su fianza. Sin embargo, esta práctica no es la norma.
Facua ha alertado sobre el impacto ambiental de esta medida, ya que si el vaso reutilizable no se utiliza al menos diez veces, en realidad genera diez veces más residuos que un vaso de plástico de un solo uso. ¿Estamos realmente ante una medida ecológica o se trata de una estrategia de marketing disfrazada?
🍔 La Prohibición de Comida y Bebida: Un Abuso en Toda Regla
Entrar a un festival con comida o bebida del exterior es misión imposible. Esta norma, que se ha vuelto prácticamente estándar en la mayoría de los eventos masivos, no solo incomoda a los asistentes, sino que podría ser ilegal. Según las organizaciones de consumidores, estas restricciones son abusivas, ya que los festivales no tienen como actividad principal la venta de alimentos, por lo que prohibir el acceso con comida constituye una vulneración de derechos.
Festivales como el Kalorama Madrid, Mallorca Live Festival o el Puro Latino Fest han implementado esta norma, lo que obliga a los asistentes a comprar productos dentro del recinto, generalmente a precios elevados. María Ramírez, otra asistente del Brava Madrid, cuenta que en su primer intento por llevar un sándwich al festival fue detenida, aunque logró entrar con unas galletas escondidas.

💸 Salir y Volver a Entrar: Otro Peaje Más
Una de las prácticas más criticadas en algunos festivales ha sido la de cobrar una tasa adicional para salir y volver a entrar al recinto. Festivales como el Festival Arena de Mazagón, el Spring Festival de Alicante o el Puro Latino Fest han aplicado esta norma, lo que ha sido catalogado como una retención ilegal por parte de la OCU.
Por ejemplo, en el Puro Latino Fest, los asistentes Elena y Andrea relatan que la organización cobraba hasta 15 euros por el reacceso, lo que consideraron un auténtico abuso, sumado al hecho de no permitir el acceso con comida y la comisión para retirar el saldo sobrante de la pulsera cashless.
🛠️ Las Condiciones de los Músicos: Sin Pruebas de Sonido y Camerinos Inadecuados
No solo el público ha sido víctima de estas prácticas, también los músicos han sufrido condiciones poco favorables en muchos festivales. Varios artistas han denunciado la falta de pruebas de sonido, lo que compromete la calidad de sus presentaciones. Además, algunos se han encontrado con camerinos sin sillas o con la obligación de pagar por los soportes de guitarra que necesitan para sus actuaciones.
Estos problemas se suman a la larga lista de quejas que han convertido a muchos festivales en un campo de batalla entre organizadores y asistentes, donde parece que la comodidad y los derechos de ambos lados se dejan de lado.

🛡️ La Llamada a la Regulación: Un Caos Normativo en España
Ante tantas irregularidades y abusos, las asociaciones de consumidores exigen sanciones más contundentes y multas elevadas para frenar estas prácticas. Hasta ahora, solo se han impuesto dos sanciones significativas: una multa de 2.000 euros al Sonoria Festival por incumplir condiciones contractuales y otra de 3.000 euros al Jardín de las Delicias por obstrucción a la inspección.
La OCU denuncia un “caos normativo”, ya que las regulaciones varían en cada comunidad autónoma. Mientras que en algunas regiones se permite prohibir el acceso con alimentos y bebidas, en otras, esta limitación se considera una violación del derecho de admisión.
⚖️ Conclusión: Un Llamado a la Responsabilidad
El auge de los grandes festivales de música en España no debería estar reñido con el respeto a los derechos de los consumidores. La falta de transparencia, las comisiones ocultas y las restricciones abusivas han empañado la experiencia de muchos asistentes, quienes solo buscan disfrutar de la música en un entorno justo y equilibrado. Facua y la OCU han tomado cartas en el asunto, pero la regulación uniforme y las sanciones ejemplares serán clave para asegurar que los festivales de música vuelvan a ser lo que deberían: una celebración de la cultura y la comunidad.
Crowding News estará atento a cómo evolucionan estos conflictos, mientras tanto, seguimos comprometidos en dar voz a los asistentes y denunciar estas injusticias.